Estamos en la National Gallery de Londres. Es el 21 de
agosto de 1961. Un conductor de autobús jubilado, llamado Kempton Bunton se
cuela por una ventana de uno de los baños situados en la galería de arte,
agarra el retrato del duque de Wellington, pintado por Goya, esquiva al
personal de seguridad y el sistema de alarma que acababa de reiniciarse, y se
va a su casa con el cuadro envuelto en papel de periódico.
Cuatro años después, devolvió el cuadro a la galería. Pero ¿qué sucedió en esos
cuatro años? Pues, entre otras cosas, que envió varias cartas a los medios de
comunicación y a Scotland Yard en las que reclamaba que se crease un fondo de
ayudas por valor de 140.000 libras para que los jubilados sin recursos pudiesen
pagar el canon por tener una televisión, ya que es lo que pedía la cadena
pública BBC a cada propietario de una tele, cuatro libras anuales. Tengamos en
cuenta que hace 60 años de esto.
Ante la falta de respuesta a esa petición, dirigió nuevas cartas a los
millonarios fanáticos del arte, para que financiasen ese dinero con el mismo
objetivo. El silencio como respuesta le obligó, ya en 1965, a pedir que, a
cambio de devolver el cuadro tal y como lo encontró, se organizase una
cuestación benéfica para recaudar las 140.000 libras de marras.
Finalmente, en el verano de ese mismo año, los responsables del Daily Mirror,
un periódico de Birmingham, recibieron un paquete en el que iba el cuadro, en
perfecto estado. La investigación de la policía no dio resultado ninguno y se
archivó el caso.
Pero pocos meses más tarde, el propio Kempton se presentó en la comisaría de
policía como autor del robo, y su declaración, aunque algo confusa, le hizo
sospechar a la policía que aquel hombre que tantas veces había pedido el dinero
para que los jubilados pudiesen ver la televisión, había sido detenido cinco
veces por negarse a pagar la licencia de la televisión.
Después se celebró un juicio que, a raíz del tráiler que podéis ver, fue toda
una comedia. El mejor momento es cuando el juez le pregunta “¿cómo se declara?”
y el hombre dice “no culpable”, a lo que alguien en el público grita “¡bien!”,
y el juez le comunica que esa declaración no era el veredicto del jurado.
Así que aquí os dejo el tráiler de una historia tan absurda como divertida,
pero tan real como lo fue Kempton Bunton, un jubilado imprevisible que se rió
de la seguridad de un museo y demostró que hasta la persona más inesperada
puede revolucionar a una sociedad. Y no puedo terminar este artículo sin
destacar a los protagonistas, que deberían haber sido nominados a los Óscar,
Jim Broadbent y Helen Mirren, dos grandes de la escena británica. Disfrutad del
tráiler. Por cierto, esta película, titulada “El duque”, debería haberse
estrenado este mes, pero parece ser que la han aplazado. De todas formas,
esperemos que la estrenen pronto.
BEHR
Nina Voorhees
"La verdad está ahí fuera...
Y por si acaso quedan dudas, NO a la guerra"