Estamos en Nueva York. Amanece el 5 de octubre del año
2017 y el New York Times publica una noticia, investigada y redactada al alimón
por las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey. Esa noticia revolucionaría el
mundo del cine y el feminismo.
Aquella noticia hablaba sobre Harvey Weinstein, productor de cine que primero
trabajó para la compañía Miramax y posteriormente fundó su propia productora,
The Weinstein Company, junto a su hermano Bob. De esa productora salieron
grandes éxitos cinematográficos, pero la historia no va por ahí. Según
numerosos documentos recopilados y publicados por las periodistas, Harvey
Weinstein había acosado y abusado sexualmente de varias actrices a lo largo de
tres décadas. En esa lista se encuentra nombres tan reconocidos como los de
Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie, Cara Delevingne, Asia Argento, Mira Sorvino, Rosanna
Arquette, Ashley Judd, Rose McGowan y otras muchas.
Algunas de ellas denunciaron a Weinstein en su momento por intentar magrearlas,
por pedir que le dieran un masaje con eróticos resultados, por intentar (o
conseguir) darles un morreo no consentido, por querer bañarse juntos, etc. El
resultado de esas denuncias fue que la justicia las ignorase y, para más inri,
las actrices perdieron prestigio en su carrera y les fueron cancelados
proyectos de trabajo. Y Weinstein ahí seguía tan pancho.
Cuando Jodei Kantor y Megan Twohey descubrieron un informe escrito por una
asistente del productor, en el que hablaba del “ambiente tóxico para las
mujeres de la empresa”, y que varios empleados de la misma aplaudían que
alguien le plantase cara a semejante individuo, que se escudaba en la cantidad
de pasta que tenía para hacer lo que le diera la gana, decidieron recabar
testimonios de actrices que hubieran trabajado para él en sus producciones.
Algunas no se atrevían a hablar porque sabrían que podría significar el final
de su carrera, pero otras con suficiente trayectoria como para no temer
represalias de nadie, porque sabían que estaban ahí por su talento, no por
haberse dejado manosear por nadie, declararon situaciones que habían vivido con
Weinstein, y que llevaron a la publicación de aquel artículo, que derivó más
tarde en un libro donde se narraba el proceso de investigación de las dos
periodistas. En el libro también se habla sobre un movimiento revolucionario
llamado #MeToo (Yo también), iniciado por la activista Tarana Burke en 2006 y
popularizado por la actriz Alyssa Milano a raíz de los sucesos con Weinstein,
que animó a todas las actrices y mujeres que se hubiesen sentido acosadas
sexualmente a manifestarlo bajo ese hashtag.
Y la red se llenó de historias, de mujeres que habían sido acosadas en su lugar
de trabajo y al denunciarlo la justicia le hacía preguntas como “¿qué llevabas
puesto cuando te acosaron?” como si la ropa fuese una justificación para ese
abuso.
En fin, es una historia muy larga y todo no tiene cabida en esta sección, que
además llega a su fin, pero a su fin total. El libro, para quienes deseen
leerlo, está a la venta en Amazon y se titula “She said” la investigación
periodística que destapó los abusos de Harvey Weinstein e impulsó el movimiento
#MeToo.
Sigue quedando un largo camino para que el respeto a la mujer se manifieste en
su totalidad, para que los abusos, los insultos, el desprecio, los maltratos,
etc, por parte del machismo (que no de todos los hombres) hacia las mujeres
desaparezca. Aunque aún hay individuos de nuevas generaciones que, como se
conoce del caso de un colegio privado, justifican con una tradición el insultar
a gritos a chicas de otro colegio, que no perciben la peligrosidad de esas
palabras, justificándose también en que se hace todos los años y no pasa nada.
Hasta que alguno de esos chicos lleve sus palabras a la práctica y esa
tradición se convierta en otra cosa.
Baste decir que Harvey Weinstein fue condenado a 23 años de prisión y aún
quedan pendientes sobre él varios juicios sobre violación y otros delitos
sexuales. Su compañía cinematográfica se declaró en bancarrota y fue adquirida
por la productora independiente Lantern Capital Partners, que asumió los
derechos de toda su filmografía.
Os dejo el tráiler de la película que cuenta esta historia, titulada “Al
descubierto”.
Yo dejo de escribir esta sección pero seguiré trabajando en Cookies subiendo
noticias y colaborando en otras tareas. Aquí termina mi repaso por numerosas
historias reales que como ya sabéis, muchas veces superan a la ficción. Y como
ejemplo os recomiendo que veáis la película “Yo me encargo de la cerveza”,
posiblemente la historia más surrealista que puedo haber conocido. Y fue real.
Espero que nos encontremos algún día en la calle, de persona a persona, fuera
de las redes, y descubramos que, a pesar de todo, seguimos siendo humanos
detrás de la información cinematográfica en https://cookiesonthenet.blogspot.com/